1939. La Guerra Civil ha terminado pero este fin no supone ningún beneficio para el bando de los perdedores para personas como Antonio Moreno que tiene que huir a Francia dejando a su mujer, su hijo y a Paloma, la mujer que ama o como Plácido que pasa la mitad de su vida en la cárcel dando gracias porque le han conmutado la pena de muerte o Edelmira que ve como el nuevo régimen le roba lo más preciado de su vida, su hijo.
También es la historia de los vencedores de Ramón Mairena, militar de carrera que lucha por superar todas las secuelas que ha dejado esta guerra en él y en su familia o Angustias que en este nuevo orden ve la oportunidad de ganar dinero y privilegios que siempre ha deseado.
Y por supuesto es la historia de Fernando y Pablo, de esos niños que olvidaron la guerra y crecieron bajo los principios de la dictadura.
Es una novela cuyo prólogo nos sitúa en Madrid el 24 de Enero del año 1977, Fernando recibe una llamada y abandona el despacho de abogados de Atocha en dónde colabora, una llamada que le salva la vida y le abre las puertas de su pasado.
Y a partir de ahí ese pasado nos llega a nosotros también. Conocemos a Angustias, a Diego, a Ramón, a Antonio, a Edelmira, a Plácido, a Isabel... todos los personajes de uno y otro bando que se van interrelacionando a lo largo de toda la historia. Una historia que engancha desde las primeras líneas y que no puedes abandonar.
Lola Moreno nos enseña todo lo malo de las personas, nos habla de Paracuellos ,de las checas, de los niños robados del franquismo, de la represión ,en definitiva, lo peor de las dos Españas pero también nos habla de humanidad, de solidaridad y de bondad por encima de los ideales porque ante todo somos seres humanos.
Dice Ramón Mairena mientras habla con el padre Gumersindo:
- " En los dos lados solo hay una voluntad: muerte, muerte y más muerte. Así no se conseguirá nada sólo que una España mate a la otra España. Los problemas seguirán existiendo porque desde hace siglos no hay voluntad de solucionarlo. Los ricos quieren seguir siéndolo y nunca cederán ni uno solo de sus privilegios"
Impactante la frase sobre todo porque es pronunciada por Ramón, recién nombrado "juez" de un tribunal militar, encargado de sentenciar a los perdedores. Este personaje es increíble es el prototipo de persona honesta, humana y buena con muchísimas dudas por todo lo que tiene que vivir y sin un ápice de odio a pesar de sufrir en sus propias carnes la violencia extrema del bando enemigo.
Llevo tiempo detrás de leer "La Identidad Perdida" de esta autora pero nunca está en la biblioteca así que cuando ví que este libro aparecía en las estanterías no dudé ni un segundo y me hice con él y puedo decir que ha sido todo un acierto. Es un libro fantástico, de lectura obligada si te interesa el tema de la Guerra Civil y si no, también porque los personajes, los diálogos, los ambientes son magistrales, una novela que no hay que dejar escapar. Es una joya.
