El libro nos cuanta la historia de Miren Fernández en su nueva andadura como gerente de un centro médico en el que se promete el respeto y la ayuda a los enfermos terminales. Todo esto suena muy bien así de entrada, un centro moderno, un jefe carismático y atractivo, mil facilidades para vivir y cuidar a su hija, vamos ¡un chollo! pero como todo, tiene su lado oscuro y este lado se deja entrever al principio con unas cartas anónimas que recibe el centro y los avisos del antiguo gerente pero Miren obnubilada por su nueva situación no hace mucho caso hasta que comienzan a torturarla una serie de pesadillas con personas que le dicen su nombre y le piden ayuda y ahí comenzamos con los asesinatos y el misterio. El final no lo cuento porque perdería toda la gracia ;-).
Es el segundo libro que leo de esta autora y en ambos me ha pasado lo mismo. Hasta la mitad del libro el ritmo es lento, lentísimo, tanto que se me cerraban los ojos y tenía que dejarlo pero cuando comienza a desenredar toda la trama, cambia completamente y se vuelve casi vertiginoso, imposible dejar de leer e imposible dormir, era más fuerte la curiosidad que el sueño. Si Care Santos le hubiera dado más movimiento, más suspense en los primeros capítulos la historia ganaría mucho, te engancharía mucho antes y no te daría la opción de querer abandonar la lectura a mitad de la historia.
Y aunque parezca lo contrario, no me ha desagradado pero no es de los libros que e encandilan o que recomiendes a nadie, Volveré a probar cuando pueda con otra obra de Care a ver si a la tercera va la vencida y consigue convencerme.
Y sin más me despido hasta el siguiente libro ;-)
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