La mujer de negro trata sobre el viaje del abogado Arthur Kipps a un pequeño pueblo para resolver los asuntos de una clienta que acaba de fallecer. Ya de entrada la reacción de los aldeanos ante alguna de sus preguntas sobre la fallecida es extraña pero todo se vuelve más misterioso cuando aparece una mujer vestida de negro en la iglesia y nadie quiere informarle sobre su identidad. A pesar de todo esto y de las advertencias de los lugareños de que no abandone la posada, el señor Kipps decide hospedarse en la mansión de la difunta para acelerar el papeleo y aquí es dónde la historia comienza a complicarse. ruidos, corrientes de aire, puertas cerradas que no se abren ahora y luego sí... Lo que viene siendo una historia de fantasmas de toda la vida. Lo impresionante y lo que de verdad de terror es el final que te deja con el corazón acelerado y lágrimas en los ojos.
Yo hace mucho tiempo vi la obra de teatro y puedo decir sin temor a equivocarme que ha sido uno de los espectáculos que más miedo me ha dado en mi vida. La ambientación lúgubre, tenebrosa, sólo dos actores en escena y una mujer que aparecía donde le daba la gana y con una pinta malísima... en tensión toda la obra e inolvidable por lo que disfruté.
El libro es más lento, tiene más personajes que la obra de teatro, se para en largas descripciones de la marisma y sus nieblas pero es un libro recomendable para leer en una tarde lluviosa de invierno.
Ah y no penséis que está ambientada en la actualidad, nada de eso, coches de caballos, chimeneas, velas, perros de caza... finales del XIX más o menos. Época ideal para las historias de fantasmas.
Y si no estáis por la labor de leer este pequeño libro, estáis de suerte porque hay película. No os puedo decir si la peli está bien o no porque ya pasé miedo suficiente en el teatro y no la he visto 😉
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