En 1933 durante la fiesta anual que celebra la familia Edevane desaparece un niño, el más pequeño de los hijos de los Edevane. Sesenta años después la investigadora de Scotland Yard, Sadie Sparrow, se topa con la mansión abandonada de esta familia; este descubrimiento abre la llave para comenzar de nuevo la investigación del niño desaparecido.
Como nos tiene acostumbrados Kate Morton desarrolla la trama en dos épocas diferentes, el pasado donde se comete el "delito" y el presente donde se resuelve. Es un libro muy en la línea de Morton.
Lo empecé con muchas ganas porque todo lo que ha escrito esta autora anteriormente me ha encantado pero no sé lo que ha pasado esta vez que se me ha hecho pesado. Es posible que se deba a que me ha parecido un estilo narrativo lento, con falta de energía, aún así la trama está bien porque no se limita sólo a la investigación del caso del niño desaparecido si no que nos muestra la resolución de otro caso que ha dejado a Sadie "tocada" y con unas vacaciones forzosas, los secretos de la hermanas Edevane y sus complejos de culpa, la fuerza del abuelo de Sadie tras la muerte de su esposa... Pequeñas historias que se entrelazan en torno a la historia principal.
En definitiva, es un libro que se deja leer, un libro para pasar el rato que no se os va a quedar grabado en la memoria ni nada por el estilo. No sorprende, de hecho a mitad del libro ya sabía que había pasado con el niño pero aún así se puede recomendar para cuando no nos apetece pensar mucho ni prestar mucha atención, un libro para las vacaciones.
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