Este libro nos cuenta como los humanos acabamos viviendo en silos subterráneos tras una catástrofe nuclear. Y esto es, básicamente, el argumento.
Es una novela con saltos en el tiempo porque al protagonista (y al resto de los humanos) los congelan y los van despertando cuando se les necesita. En los períodos de despertar vemos la relación del silo 1, que sería como la sede de los jefazos, con el resto de los silos. Los silos entre sí no tienen modo de comunicarse por lo que desconocen la existencia de otros humanos. Hay veces que en los silos surgen rebeliones, problemas que los del silo 1 resuelven destruyendo el silo y adiós muy buenas. Y entre todas estas historias está la del protagonista que es un senador que acaba en el silo 1 por manipulaciones ajenas a él, tiene tres despertares en el primero está completamente perdido sin recuerdos porque en esta nueva realidad sólo tienen recuerdos unos pocos. El caso es que poco a poco va recordando y le duermen. En los dos siguientes despertares va configurando su pasado y tomando decisiones para encauzar su futuro.
Y aunque parezca interesante, a mí no me ha gustado. Demasiados letargos, cuando comienzas a encariñarte con algún personaje o se lo cargan o le borran la memoria y despídete de él porque al siguiente despertar del protagonista ese personaje del que te has encariñado ya no existe, ha muerto. Me vino muy bien para dormir antes porque con tanto período de hibernación te entra el sueño de la muerte.
Es una trilogía por si alguien quiere probar suerte y por lo que he visto este es el segundo. A lo mejor leyendo el primero antes le encuentras la gracia.
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